Hace tiempo oí hablar de la caja de los sonidos Montessori. En muchos de los blogs que sigo sobre educación Montessori se habla de ella y me pareció un proyecto estupendo para realizar cuando los peques comenzaran a mostrar interés por las letras.

Lo primero que descubrí es que María Montessori no habla en sus libros sobre esta caja, pero sí que es verdad que es habitual que se utilice en los ambientes Montessori. Al fin y al cabo sigue, en cierta medida, los principios Montessori, aunque no se puede controlar el error.

Antes de ponerme a crear la caja de sonidos, leí el libro de Lynne Lawrence Ayude a sus hijos a leer y escribir con el método Montessori. Su lectura resultó ser toda una revelación. A través de ella entendí la enorme importancia que tiene despertar en nuestros hijos la conciencia de los sonidos (conciencia fonológica) para la adquisición de la lectoescritura. Por tanto, resulta muy significativo para su futuro como escritores/lectores que sepan que las palabras son, en realidad, conjuntos de sonidos.

Gracias a este libro entendí que para que los peques tomen conciencia de los sonidos hay que pronunciarlos como suenan y no por el nombre que reciben. Es decir, la «m» no es la «eme» sino la /m/. Y que en casa podemos hacer muchísimas actividades para que los niños aprendan a reconocer y discriminar los sonidos. Lo mejor de todo es que la mayoría de estas actividades y juegos no requieren casi material y se pueden hacer en cualquier lugar y a cualquier hora. La caja de los sonidos sí que requiere material y algo de tiempo para elaborarla, pero el resultado vale la pena.

El proyecto de la caja de los sonidos me gustó principalmente porque sabía que la idea de meter objetos pequeños, como si fuesen pequeños tesoros, en cajoncitos entusiasmaría a mis hijos. Y si, además, el proyecto nos servía para desarrollar la conciencia fonológica, pues ya se convertía en una actividad redonda.

A medida que iba aprendiendo sobre la caja de sonidos me di cuenta de que muchos de los blogs en los que se habla de esta caja presentan información errónea sobre los fonemas, y al final lo que presentan es una caja de letras en orden alfabético sin tener en cuenta los sonidos. Es el caso de las cajas que separan la C, la K o la Q. Y es que a algunos sonidos les corresponde más de una grafía: es el caso de las letras C, Q, K. Las tres tienen el mismo sonido /k/ y, por tanto, han de ir juntas en el mismo cajón. Igualmente, la C tendrá que aparecer junto a la Z, ya que suenan igual Z de «zapato» que la C de «ceja».

De hecho, el orden en el que pongamos las letras no importa demasiado, ya que es más bien una referencia para nosotros, para poder ordenar los materiales. Nuestros hijos necesitarán saberse las letras en orden alfabético más adelante, pero por el momento no les hace falta.

Pero vayamos por partes.

¿Qué es la caja de los sonidos Montessori?

La caja de los sonidos Montessori es una cajonera con cajoncitos y cada uno de ellos representa un fonema. Un fonema es la articulación mínima de un sonido vocálico o consonántico. Por ejemplo, la palabra <gato> está formada por cuatro fonemas /g/, /a/, /t/, /o/.

En cada cajoncito se colocan objetos pequeños cuyo nombre empieza por el fonema del cajón. En la parte exterior del cajón se coloca la letra o letras, en mayúscula o minúscula según el tipo de letra que esté aprendiendo el niño, que representa/n ese fonema. De esta forma, el niño asocia el sonido (fonema) a la representación de la letra (grafema). Para hacerlo más montessoriano, se pueden poner las vocales en azul, las consonantes en rojo y los dígrafos (ch, ll, rr, gu, qu) en verde. En definitiva, la caja se convierte en el contenedor para clasificar y organizar los sonidos.

¿Cómo se crea una caja de los sonidos?

Lo primero es escoger una caja que tenga 25 cajoncitos como mínimo.

Nosotros hemos escogido esta preciosa caja de madera. Tiene las medidas perfectas para que no ocupe demasiado en casa: 28.5 x 6.5 x 30 cm. Cada cajoncito mide 5cm x 5cm. Son pequeños, lo cual obliga a que los objetos también lo sean o a que haya solo uno o dos.

Caja 25 cajones Artemio

Existen otras cajas de plástico, pero la verdad es que no son tan bonitas como esta. La única ventaja de las cajas de plástico es que tienen los cajones más grandes y, por tanto, su pueden introducir muchos más objetos. Pero esta de madera después se puede pintar, decorar y reutilizar para guardar tesoros, piezas sueltas o para hacer un calendario de adviento bien chulo.

El siguiente paso es pegar las letras a los cajones. Se pueden pegar con pegamento o bien con velcro. Nosotros hemos utilizado esta segunda opción porque así podemos reestructurar la disposición de las letras, añadir dígrafos nuevos, etc.

En estos enlaces podéis descargar las plantillas de letras en mayúscula que hemos utilizado y que encajan en los cajoncitos de la cajonera Artemio (miden 4,5 cm x 2 cm). Nosotros las utilizamos en valenciano, pero también las podéis encontrar en castellano. En la plantilla en valenciano hemos puesto una casilla compartida para la B y la V, y también las hemos puesto separadas. Esto se debe a que hay algunas zonas en las que los hablantes distinguen los sonidos de la B y la V y otras en las que no.

El siguiente paso es llenar los cajoncitos de objetos. Nuestros preferidos son los Good Luck Minis de Safari. Seguramente, conoceréis las miniaturas Safari, pero estas son más pequeñitas todavía 🙂 Se trata de verdaderas miniaturas de 2-3cm, acabadas a mano y son preciosas. También hemos incluido algunas miniaturas que vamos encontrando por casa u otras creadas con arcilla polimérica que nos han regalado.

¿Para qué sirve?

Básicamente, la caja de los sonidos Montessori sirve para trabajar la conciencia fonológica. ¿Y qué es la conciencia fonológica? Es saber que la lengua se compone de pequeños sonidos (fonemas) que corresponden a las letras del alfabeto en el sistema escrito. Esta conciencia fonológica que parece tan obvia y simple a primera vista es en realidad bastante compleja. Las investigaciones han demostrado que no todos los alumnos de primaria tienen conciencia fonológica, lo cual, está demostrado, actúa en detrimento del aprendizaje de la lectoescritura.

Esta falta de conciencia fonológica se debe a que cuando hablamos o escuchamos, no nos centramos en esas unidades mínimas o fonemas. Los fonemas los procesamos de forma automática y lo que hacemos es centrarnos en el sentido y en la entonación de lo que decimos (o escuchamos). Por tanto, la conciencia fonológica tiene un papel muy importante en la formación de los futuros lectores y la verdad es que no se le suele dar la relevancia que merece. Es importante que estos futuros lectores aprendan de forma explícita a separar unos sonidos de los otros, sepan categorizarlos y sepan que los cambios de fonemas crean distinción de significados.

De hecho, tomar conciencia de los fonemas es lo que permite a los niños entender cómo funciona el alfabeto. Es decir, entender la correspondencia que existe entre el sonido (fonema) y el signo (letra del alfabeto) y esto es crucial para aprender a escribir y a leer. Así lo veía María Montessori:

Cierto día sorprendí a un niño que se paseaba solo diciendo: «Para escribir Sofía, se necesita, S, O, F, I, A», y repetía los sonidos, que componían la palabra. Estaba realizando un trabajo, analizando las palabras que tenía en la cabeza, buscando los sonidos que las componían. Hacía esta labor con la pasión que despliega un explorador en el camino de un descubrimiento sensacional; comprendía que aquellos sonidos correspondían a las letras del alfabeto. En efecto, ¿qué es la escritura alfabética, sino la correspondencia entre un signo y un sonido? El lenguaje escrito no es más que la traducción literal del lenguaje hablado.

María Montessori, El niño. El secreto de la infancia, p. 210

La caja de los sonidos no es más que un juego de tantos para favorecer la conciencia fonológica. Esto es, un juego para entrenar a los niños en la adquisición de las correspondencias entre sonidos y letras. Pero juegos hay muchos: el clásico veo-veo, por ejemplo, puede convertirse en una propuesta interesantísima si en vez de decir el nombre de la letra, decimos su sonido: «veo una cosita que empieza por /s/ (“sssss”)». También están los juegos con rimas o la lectura de poemas rimados que, sin duda, favorecerán enormemente la conciencia fonológica.

Una de las dificultades para adquirir la conciencia fonológica se debe, en parte, a que se dan variaciones entre los hablantes de diferentes regiones, dialectos o entre los propios individuos de una misma variante. Así, en castellano, existen dialectos lleístas que pronuncian la «ll» como  líquida palatal /ʎ/ o en catalán, por ejemplo, existe, como decía antes, una distinción del sonido /b/ y /v/ en algunas regiones. Y también a que cuando hablamos los sonidos de cada letra se ven afectados por los sonidos que los preceden y anteceden, lo cual puede dificultar la adquisición de la conciencia fonológica.

En estos momentos la caja de los sonidos Montessori la estamos utilizando para realizar un primerísimo acercamiento a los sonidos iniciales de las palabras para distinguir uno de otro. Por tanto, los fonemas que he incluido en la caja son los que se pueden encontrar en posición inicial. A medida que los peques vayan progresando en el conocimientos de los sonidos y sus letras correspondientes, iremos introduciendo sonidos finales, intermedios, etc.

¿Qué sonidos y objetos se pueden utilizar?

Aquí tenéis un listado de los sonidos y objetos que hemos incluido en nuestra caja de sonidos Montessori (en valenciano). Tan solo es nuestra propuesta porque en nuestro caso hemos optado por introducir ya el dígrafo GU, porque nuestro hijo lo tiene en su nombre, pero lo podéis introducir más tarde. Más abajo encontraréis una propuesta de palabras en castellano.

a: aranya, ànec, arbre, abella

e: elefant, estrella

i: indi

o: os, ovella, olla, orangutan

u: ungla, ull, ulleres

b, v: botella, biberó, burro, vaca, violí

c, k, q cuc: cotxe, cullera, conill coala, cangur, cavall

d: dau, drac

f: forqueta, formiga

g, gu: gat, gos, guitarra, guepard, gallina, granota

j, g: jaqueta, girafa, gelat

l: lupa

ll: llum, llet

m: maleta, mico, marieta

n: nena, niu

p: pastís, panda, porquet, papallona,

r: ratolí, rosa

s, c: cirera, ceba, semàfor, sabata, serp

t: tambor, tucà

x: xilòfon, xocolata

z: zebra

Y aquí va el listado de sonidos y palabras que podéis utilizar para hacer una caja de sonidos en castellano.

a: árbol, araña

e: elefante, estrella

i: indio,

o: oso, oveja, orangután

u: uña

b: botella, biberón, burro

c, k, q: coche, cuchara, conejo, koala, canguro, caballo

ch: chocolate

d: dado, dragón

f: foca

g, gu: gato, guitarra, guepardo, gallina,

j, g: jirafa, jamón, gemelo

l: lupa

ll: llave

m: maleta, mano

n: nido, niña

ñ: ñu

p: pastel, panda, pan

r: ratón, rosa

s: semáforo, sapo

t: tambor, tucán

y: yoyo, hierba

z, c: zapato, cesta

Y esto es todo lo que os puedo contar respecto a la caja de sonidos Montessori en esto momentos. La acabamos de estrenar y la verdad es que les ha encantado. La razón principal ha sido que los objetos (la miniaturas) que contiene son, la mayoría, totalmente nuevas para ellos. Es decir, que no las habían visto antes. Y esto les ha despertado muchísima curiosidad a la hora de abrir los cajones y experimentar con los sonidos. En algunos cajoncitos nos faltan objetos, así es que ahora el reto que nos hemos puesto es encontrarlos juntos, lo cual les está haciendo pensar más sobre los sonidos iniciales de las palabras.

La verdad es que recomiendo la lectura del libro de Lynne Lawrence Ayude a sus hijos a leer y escribir con el método Montessori, porque os va a dar un montón de ideas para hacer juegos y actividades para trabajar la conciencia fonológica con vuestros hijos. Además, las actividades están pautadas por edades y aunque empecéis un poquito más tarde, os sugiere que hagáis las anteriores igualmente porque les beneficiaran en la correcta adquisición de la identificación y discriminación de sonidos.

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